Después de más de dos años de pandemia por COVID-19, y de seis meses de guerra entre Rusia y Ucrania, los efectos en la economía europea se sienten cada vez con más fuerza. España no es la excepción: con la inflación más alta en 38 años, julio marcó un nuevo récord de aumento de precios que afecta a todos los circuitos de consumo. Entender las causas de este fenómeno no es sencillo, por eso en este artículo intentaremos analizar la historia de la inflación en España y explicar cuál es la proyección para los próximos años, con el objetivo de llegar a una comprensión más acabada del asunto.
¿Qué es la inflación?
Antes de adentrarnos en el recorrido histórico del proceso de inflación, es bueno empezar por comprender el concepto.
La inflación es un fenómeno que se produce cuando aumentan los precios de bienes y servicios de manera sostenida. Es una fórmula que mide la velocidad con que se incrementa el valor de los productos y servicios como electricidad, combustible, entre otros. Existen diferentes motivos por los que se inicia un proceso inflacionario:
- Por aumento un aumento en la demanda.
- Como resultado de mayores costes para producir.
- De forma autoconstruida, producto de una especulación de los diferentes actores de la economía.
- Por el aumento de la base monetaria.
La inflación se mide a través del Índice de precios de consumo (IPC), que en España está a cargo del INE (Instituto Nacional de Estadística). Es un cálculo estadístico que busca analizar la evolución de los precios de servicios y bienes de consumo, como por ejemplo costos de transporte, medicamentos, alimentos, indumentaria, etc. De esta manera, el Estado monitorea los cambios en los precios para determinar cuál es el poder adquisitivo de la moneda y cómo detener la suba.
Las consecuencias de la inflación afectan con mayor fuerza a los sectores medio y bajos de la sociedad. Este escenario inflacionista pone en jaque a las familias que deben vérselas con aumentos constantes de los productos de la cesta básica de la compra. A su vez, las empresas también sufren pérdidas y se ven obligadas a reducir su inversión.
Historia de la inflación en España
La inflación no es algo nuevo. Por décadas los precios se han multiplicado en España cambiando constantemente las características del país. La historia económica del siglo XX y principios del XXI ha atravesado grandes acontecimientos sociales y políticos, pero la inflación ha sido el único factor económico que ha obstruido el desarrollo de todos los países de Europa, tanto ricos como pobres.
La inflación española recorre unas etapas bien diferenciadas. Hagamos un repaso de los vaivenes de la economía a través de los años:
- 1900 a 1913. La pérdida de las últimas colonias produce una disminución del 0,3% en los precios.
- 1913 a 1920. Durante la Primera Guerra Mundial, los países involucrados incrementan la demanda, provocando un aumento del 123% en los precios españoles.
- 1920-1935. La Gran Depresión de posguerra, en cambio, produce una baja de la inflación del 26,5%.
- 1935-1940. La Guerra Civil fue la causa de un nuevo aumento de precios en un 75,9%.
- 1940-1951. La escasez de materias primas y bienes industriales marca el escenario económico de la posguerra española. Los precios crecen, en total, un 323,6%.
- 1951-1960. A partir del Plan de Estabilización los precios suben un 63,8%. Sin embargo, a finales de esta década el entonces ministro de Trabajo, José Antonio Girón, decide duplicar los salarios que, desde el final de la Guerra Civil, registran tasas decrecientes. En este contexto se produce una concentración de la distribución de la renta, provocando una fuerte desigualdad entre ricos y pobres. Esta etapa estuvo marcada por una inflación de demanda, provocada por una falta de recursos de cara al aislamiento exterior. Como consecuencia, se detiene el crecimiento económico.
- 1960-1973. Comienza la etapa de tensiones inflacionistas duales, donde el precio de los servicios aumenta más que el de los bienes materiales. Si bien los sueldos aumentaron al 9,6% anual, los precios al por mayor subieron el 132,6% y el coste de la vida aumentó un 221,4%. Así y todo, fue el comienzo de la llamada sociedad de consumo, donde se le ofrecía a la población antes empobrecida, productos a precios bajos a través de anuncios de la televisión. A partir de la década del 60 aparece la cultura inflacionista, que busca estimular el crecimiento de los costes salariales para que cualquier incremento de precios estuviera acompañado por un aumento de los sueldos.
- 1973-1978. En 1973 se produce la primera crisis energética. Sin embargo, en España el precio de la gasolina se mantuvo a pesar de que el barril de petróleo estaba en alza. Ese mismo año el Banco de España comienza a diseñar un esquema de control monetario, controlando el ingreso en manos del público y los diferentes depósitos. A mediados de 1977, las tensiones inflacionarias llegaron al tope, con un crecimiento del 40% que amenazaba con una situación de hiperinflación. Para evitarlo, se toman una serie de medidas de política monetaria y fiscal (Pactos de la Moncloa) que buscaban aplicar aumentos salariales que estuvieran atados a la inflación prevista. Así, los sueldos subieron un 27,4% en 1977 y un 24,3% en 1978.
- 1979-1984. Los precios continuaron creciendo y la economía entró en recesión. Recién en 1984 la inflación española baja de dos dígitos.
- 1985-1990. Fase expansiva de la economía.
- 1990-1993. Durante la fase recesiva los programas de ajuste consiguen reducir la tensión alcista de los precios, pero no lo suficiente.
- 1994-1999. Se concede autonomía al Banco de España con el objetivo de conseguir la estabilidad de los precios. En 1996 comienza un proceso de moderación del gasto público y una reducción del déficit presupuestario, condición para el acceso de España a la moneda única de la Unión Europea según las reglas del Tratado de Maastricht.
- 2000-2012. A comienzos del siglo XXI, sin embargo, la economía española no consigue mantener una estabilidad de precios respecto del resto de los países centrales de la UE. Durante toda esta etapa se acentúa la tendencia de un incremento mayor en los precios de los servicios asociados a los costes laborales.
La situación actual
Como hemos mencionado al comienzo de este artículo, actualmente España atraviesa un escenario inflacionario a consecuencia de distintos fenómenos internos y externos. En el séptimo mes de 2022, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) estableció que la inflación fue del 10,7% interanual, es decir, siete décimas por encima de los datos de junio. En resumen, este panorama de la economía de España marca la inflación más alta en 38 años.
Según informa el Instituto Nacional de Estadística, la escalada de la tasa de inflación de julio se produjo por el aumento de los precios de las viviendas (23%), de la electricidad, el vestido y calzado (5,0%), y de los alimentos y bebidas (13,5%).
Ya a finales de febrero de 2022 la inflación había superado el 7%. Y, luego de que estallara la guerra de Ucrania, el país se ha visto aún más perjudicado en relación a los mercados energéticos y a los de materias primas agrícolas, disparando la inflación a los niveles actuales.
En este contexto, donde hay una mayor inflación en España que en el resto de la zona euro, nuestra balanza comercial se ve deteriorada. Esto significa que las importaciones se ven favorecidas y las exportaciones perjudicadas.
Previsión para los próximos años
Los mercados prevén que en los próximos meses la inflación tienda a la baja, sin embargo, sin dudas la energía seguirá siendo el principal factor de la inflación.
Las proyecciones indican que se espera una moderación progresiva de los precios ante el descenso de los precios futuros de materias primas, normalización de las políticas monetarias y un menor crecimiento económico. Sin embargo, mientras continúe el conflicto bélico la situación sigue siendo riesgosa.
Otros pronósticos indican que la inflación subyacente se mantendrá en niveles elevados durante los meses restantes de 2022, mermando hacia finales de año. Confían en que la inflación disminuirá 3.5% en 2023 y 2.1% en 2024.
También se espera que la inflación subyacente se mantenga en niveles elevados durante la mayor parte de 2022. Se proyecta que los índices de inflación disminuyan al 3.5% en el año 2023 y 2.1% en el año 2024. En el mismo sentido, aseguran que la inflación energética será prácticamente insignificante hacia finales de 2024. En conclusión, en términos medios anuales se calcula una inflación de +7,4% a/a en 2022, +3,3% a/a en 2023e y +2,3% a/a en 2024.
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